Las cloacas de un género

BLOODSUCKING REDNECK VAMPIRES

Sherlock y Hegg, 2004

Felicia Pandolfi
Carrie Davis
Scott Shanks
Rob Merickel

1,5/5

Catherine, una vampira rusa, y su fiel sirviente planean formar un ejército de no-muertos con el fin de dominar a la raza humana. Su cruzada les lleva a Backwash, un rústico pueblecito sureño inmerso en los preparativos de las fiestas locales. Uno a uno los paletos sucumben bajo garras y colmillos abrazando una nueva vida encaminada a la succión del rojo líquido.
Mientras tanto, Mamá Poisser (pronunciado "píser"; fonéticamente "meona" en inglés) no es capaz de contener su alborozo cuando gana un concurso de la revista "Inseminación de Toros y Redecoración de Habitaciones". Tan pronto como termina de leer la carta anunciándole las excelentes noticias el decorador prometido llama a su puerta. Jean Claude Les Eaux, pues ése es su rimbombante nombre, es un extraño personaje cuyas amaneradas costumbres se contraponen a la cultura regional. Suerte que el "pequeño" Junior Poisser y su amigo, el enano Cletus, se ofrecen como guías de la zona para que vaya acostumbrándose a lo que va a ser su hogar durante los días que dure el trabajo.
Sin embargo comprobarán como Backwash ha sufrido una conversión radical durante las últimas horas. ¿Qué puede justificar el extraño comportamiento de sus habitantes?
Y lo que es más importante, ¿quién ganará el certamen de belleza anual?

Cosas que uno puede esperar de Bloodsucking Redneck Vampires:

Estereotipos sobre franceses, homosexuales y campesinos. Litros de sudor. Vampiros subnormales. Banquetes de alubias. Ventosidades. Mujeres tuertas de 300 kilos. Senos. Competiciones de belleza y de cocina. Peleas entre un paleto obeso y un enano hisurto. Baños en agua bendita. Estacas arrojadizas por el efecto dominó. Duchas y vouyerismo. Problemas de vejiga. Más ventosidades.

Lo que se echa en falta:

Mullets. La carencia de mullets linda lo pasmoso.
En caso de desconocer esta peculiar combinación entre estilo de peinado y filosofía de vida, aconsejo pinchar aquí y dar un garbeo.

Conocimientos de utilidad adquiridos tras su visionado:

1- Los excrementos de gato son una delicia culinaria.

Sí, porque puestos a ingerir productos de cuestionable valor gastronómico tales como caviar, brócoli, caracoles, percebes o esmalte de uñas, no parece tan descabellado darle un tiento a las oscuras capsulitas expelidas por el recto de un minino. Y el olor no tiene validez como excusa para cualquiera que haya acercado su nariz a menos de diez metros de un buen queso francés.
A Jean Claude parecen entusiasmarle, así que, ¿quiénes somos nosotros para contradecirle?

2- Un baño de Rayos UVA es fatal para los vampiros.

Si bien en los pilares literarios del mito vampírico (Drácula y Carmilla) la luz del Sol no daña a los no-muertos, el cine se ha encargado de añadir esta característica a la leyenda hasta el punto de haber sido plenamente incorporada en el imaginario popular. Lo que constituye toda una novedad es que buscar un llamativo bronceado artificial tan sólo sirva para convertir a los vampiros en churrascos humeantes.
Mejor será aceptar que la extrema palidez asociada a la condición vampírica es un pequeño precio a pagar a cambio de la vida eterna, al igual que la caída del pelo prematura recibe su compensación en forma de... de...
Bueno, algún aspecto positivo tendrá, ¿no?

3- Nunca muerdas el trasero de una mujer de 300 kilos.

Se comprende que la perspectiva posea un considerable atractivo, pero ha de sopesarse la nada despreciable posibilidad de que la sorprendida víctima caiga a tierra a modo de acto reflejo.
Si el chupasangres en cuestión tiene la desgracia de que su cabeza se halle en la trayectoria que separa sus posaderas del suelo, las consecuencias pueden ser catastróficas.
Hay que pensar además en la faena que supone para el propietario del piso el tener que recoger los restos orgánicos a posteriori. Incluso los potentes desinfectantes son insuficientes para deshacerse de las diminutas partículas contaminantes. Por no hablar de los pedacitos de carne que se instalan en los lugares más recónditos obligando a rascar con ganas.

Nos encontramos ante una cinta (OTRA) que hace uso del campirismo para desplegar una sucesión de chistes pertenecientes a la variante humor de retrete. Es cierto que bajo una predisposición adecuada este tipo de películas posee cierta gracia, pero el efecto se diluye conforme van pasando los minutos transformándose en un espectáculo sumamente irritante.
No obstante, sería injusto no reconocer que al menos dos o tres ocurrencias demuestran algo de ingenio (la confrontación final con Catherine, por ejemplo). Si es suficiente bagaje como para aguantar hasta que termine la función queda abierto a la libre interpretación.

Tampoco sirven de alivio los desnudos presentes en el metraje, pues el atractivo de las modelos es cuestionable y únicamente cubren el expediente. Uno hubiese deseado que la encargada de desfilar en paños menores fuese la actriz que interpreta a la pequeña y tierna (ortodoncia incluída) Eva Poisser, pero no ha habido suerte. Advertidos quedan.
Créanme, ustedes tienen cosas mejores que hacer que dedicarle una hora y cuarenta minutos a este filme. Desgraciadamente yo no.