18.9.06

Vuelva en septiembre


ART SCHOOL CONFIDENTIAL

Terry Zwigoff, 2006

Max Minghella
Sophia Myles
John Malkovich
Matt Keeslar

2/5


La mirada fría y cargada de cinismo bajo la cual Daniel Clowes examina con lupa a sus patéticos e inadaptados personajes ha dado lugar a algunas de las novelas gráficas más interesantes de la última hornada del cómic “alternativo” norteamericano. Entre ellas figuran la deprimente David Boring, el delirio surrealista de marcada influencia lynchiana Como un Guante de Seda Forjado en Acero, y Ghost World, adaptada al cine con fortuna por Terry (Crumb, 1994) Zwigoff. Sin embargo, quizás sea en el catálogo de sus historietas cortas, la mayoría de ellas aparecidas en la antología Eight Ball, donde Clowes ha demostrado que merece ocupar un espacio destacado en la primera fila de pupitres de la clase.
Art School Confidential, la película, surgió precisamente de una de las más celebradas miniaturas del autor. Tomando como base de inspiración el cómic de mismo nombre y contando de nuevo con el trabajo de Zwigoff tras la cámara, Daniel se encargó personalmente de escribir un guión que convirtiese la colección de chascarrillos original en una trama coherente y presentable como producto fílmico. Credenciales suficientes como para salivar a la espera de un manjar considerable. No obstante, la dolorosa realidad destroza cualquier expectativa mientras contemplamos atónitos como Clowes se empeña inexplicablemente en tropezar no ya en piedras, sino en rocas debidamente señalizadas varios metros antes.

El filme narra las vivencias de un joven artista en ciernes llamado Jerome Platz durante sus primeros días como alumno en la Escuela de Arte. Su atracción por la pintura proviene de la feliz idea de que el talento plástico lleva consigo la rendición del sexo opuesto en una relación inequívoca, basándose en las experiencias personales de su ídolo Pablo Picasso (que le pregunten a The Modern Lovers al respecto). La fotografía de una bella modelo posando desnuda ejerce de faro que le guía a explotar sus dones de forma académica, conociendo mientras tanto a un puñado de freaks lamentables que sacan fotografías de su escroto o pintan pegotes de papel mojado y los cuelgan enmarcados en la pared. Pero también entra en su vida la musa que la ha servido de inspiración y entre ellos se produce una conexión que Jerome identifica como amor, aunque quizás ella tenga sus propias ideas al respecto.
Ajeno a este pequeño conflicto sentimental, el campus se ve amenazado por la presencia de un estrangulador que aniquila la vida de los estudiantes con nocturnidad y alevosía.
¿Estarán estos dos sucesos aparentemente inconexos relacionados?

Cojamos el escalpelo y, aprovechando que no hay niños presentes, diseccionemos en plan amateur; sólo por diversión. Separando la delgada capa de tejido intelectualoide encontramos dos mitades claramente diferenciadas: una superficie viscosa perteneciente al terreno del romance (triangular, para más señas) y otra menos accesible al del thriller perezoso (en ningún momento se exige al espectador que ejerza sus dotes detectivescas para resolver el quiénlohizo). Los convencionalismos de la primera, su afán por repetir esquemas de sobra conocidos, la escasez de sorpresa, su artificiosidad y la rutinaria mecánica con la que se pasa del punto A al B para luego llegar al C provocan una indiferencia casi total. De no ser por la atractiva pareja protagonista (Max Minghella y Sophia Myles) y el solaz que proporciona a la vista, difícilmente se mantendría lo que constituye el pilar de la función. Pero la vertiente de suspense tampoco contribuye a incrementar el interés, ya que su titubeante y escasamente definida presencia no pasaría de lo anecdótico de no ser por su papel fundamental en el final de la historia. ¡Y qué final tan descorazonador! Sin pretender arruinar a nadie su disfrute del filme, será suficiente comentar por mi parte que quien esté esperando hasta el último segundo para redimir la cinta bien puede desistir de su empresa a mitad de camino.
Luego están esos diminutos corpúsculos en forma de viñetas descacharrantes sobre las imbecilidades que pueden llegar a hacerse invocando el nombre del Arte y, peor aún, las tonterías que decimos (servidor el primero) a la hora de valorarlo. Lo que en el cómic original era el leiv motif, aquí se ve reducido a un mero entretenimiento entre actos. Diríase que refrescante entretenimiento, mas la novedad no forma parte de su discurso y Clowes no aporta nada sobre lo que no hayan discurrido otros cineastas como Woody Allen en la bochornosa Hollywood Ending (2002) o él mismo en la compañía de Zwigoff con mayor efectividad en Ghost World (2001). Tras el visionado de Art School Confidential a uno le queda la sensación de que Clowes no tiene argumentos ni ideas que no vengan de prestado sobre el Arte, lo cual contrasta notablemente con la imagen de reservada inteligencia atribuida al autor que se deja entrever mediante su propia obra y las contadas entrevistas que concede.

Resumiendo: el principal escollo de la película es su guión, el cual podemos calificar sin remordimientos de conciencia como malo. Tiene defectos estructurales, falta de imaginación y de chispa. En definitiva, carece de todas aquellas cosas que diferencian a un filme brillante de otro que simplemente cree serlo y ruega que el espectador participe del engaño. Clowes es un artista de cómic, uno estupendo, pero eso no es suficiente como para hacer el salto de un medio a otro con éxito. Las claves narrativas son distintas y lo que sirve en un vehículo de expresión puede no hacerlo en otro. Se podría explicar el tropezón bajo estas premisas… de no ser porque a la lista de fechorías de Clowes hay que añadir el copiar el trabajo de otros artistas precedentes. No individuos concretos, sino un grueso de entes indefinidos que han convertido al cine de Hollywood en un conjunto de formulismos fácilmente identificables reciclados hasta la extenuación. Aún admitiendo que el Clowes historietista no pisa territorio virgen, su idiosincrasia es notoria y el encontrar referentes a su producción resulta un estimulante ejercicio. El Clowes guionista/cineasta es intercambiable por varios puñados de mediocres trabajadores de la industria sin voz propia.

Claro que siempre cabe la posibilidad de que se trate de una interpretación errónea; de que bajo la apariencia de una película autocomplaciente y poco inspirada se esconda un juego de espejos en el cual sea necesario aplicar dobles, puede que triples, lecturas. Ello explicaría el magnetismo que ha ejercido el proyecto sobre nombres prestigiosos como John Malkovich, Angelica Huston o Steve Buscemi (aunque el papel de estos dos últimos sea testimonial) y una escena especialmente significativa en la cual uno de los personajes le reprocha a un cineasta el utilizar los mismos horribles diálogos que en cientos de filmes comerciales. Igual es una sutil ironía aplicable al conjunto del filme y todo forma parte de una broma de proporciones gigantescas. Desde luego, colocar en un sitio tan visible los dardos con los cuales pueden perforarte a placer sólo obedece a la inconsciencia o al atrevimiento más absoluto.

¿Saben qué? Me importa poco. Art School Confidential no funciona. Criminalizar al espectador tampoco. Alguien tendría que revisar sus conceptos si quiere seguir siendo el chico más listo de la clase y no me gusta señalar con el dedo. Excepto en los escaparates y únicamente a cosas bonitas.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Coincido plenamente en todo lo que dices, no podria decirse mejor.
Saludos¡

12:12 a. m.  
Blogger superdiscochino said...

Meka: Lo tienes fácil para verla, pues está en la mula. Aunque me imagino que no tardará mucho en estrenarse por salas españolas.

Gracias a los dos por los comentarios.
Saludos.

10:10 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ayer precisamente vi esta película, (ansiaba verla desde que supe de su existencia..., bueno tampoco tanto pero si quería verla cuanto antes)

Bueno, acabó l apeli que me pareció 2 horas, cuando veo que en realidad ha sido hora y media.. ¿?.

Coincidiendo contigo en que no engancha, no hay un interés renovado.. ves pasar la historia pero como si ya conociesemos el final. algun toque tiene la película.. pero no la salva, una pena la verdad!

Buen blog!

11:43 p. m.  
Blogger Cotu said...

LA verdad es que n o me sorpoende nada que no funcione porque tiene n pinta bastante mala

11:33 a. m.  
Blogger superdiscochino said...

Gracias, Bouman.

Saludos.

11:45 a. m.  

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