Mundo indómito

KALIMÁN EN EL SINIESTRO MUNDO DE HUMANÓN

Alberto Mariscal, 1976

Jeff Cooper
Milton Rodríguez
Manuel Bravo
Lenka Erdo

3/5


ANTECEDENTES

Caballero con los hombres
Galante con las mujeres
Tierno con los niños
Implacable con los malvados
Así es ...
Kalimán, el Hombre Increíble

Ésta es la descripción primigenia de Kalimán en boca de sus mismos creadores. Lo que en principio nació como un serial de radio en el México de 1963, se convirtió en un fenómeno que desbordó cualquier expectativa y que amplió su campo de acción a los cómics y el cine entre otras artes. Para que el lector se haga una idea de la magnitud del éxito del personaje tan sólo hace falta tomar en consideración dos (sorprendentes) cifras: diez mil horas de programación radiofónica y mil millones de tebeos vendidos hasta la fecha.
Considerando aparte la versión en historieta, apabulla pensar que la tirada de la serie semanal durante gran parte de su trayectoria comercial era de un millón y medio de ejemplares, alcanzando los ¡tres millones! en ocasiones. Datos que se miran de tú a tú con la Edad de Oro del cómic norteamericano.

El comprender las claves de semejante triunfo a través de las coordenadas socioculturales de mi humilde persona se halla en el límite de lo posible. Por tanto, sirva este texto como un breve repaso a la segunda incursión cinematográfica del ídolo mejicano y fórjese el lector sus propias conclusiones. O no, que cuesta un esfuerzo considerable.
Mejor lean y disfruten (si es que pueden).



DRAMATIS PERSONAE

Kalimán

Kalimán no posee el apodo de “Hombre Increíble” gratuitamente. Su astucia, su valentía, su fuerza y sus pectorales son alabados en el mundo entero. ¿Quién si no sería capaz de llevar un turbante presidido por una enorme K roja y preservar su dignidad?
Los logros de Kalimán no terminan ahí puesto que además cuenta con poderes extrasensoriales, capacidad de hablar con los animales, ventriloquia, domina las artes marciales y diversas lenguas, es un maestro en el arte de la hipnosis y seguro que puede programar el aparato de vídeo sin dificultad alguna.
¡Encima altruista, al poner todas estás aptitudes en defensa del bien y la justicia!

Dos aspectos resaltan con especial fulgor tras la observación detenida del personaje:

1) Su extraño acento entre mejicano estándar y cartoon dominguero. Kalimán es muy aficionado a sacarse de la manga pausas dramáticas en los momentos más insospechados de su discurso para desgracia del espectador.

2) El peculiar estilo de lucha que utiliza. Una suerte de “zarpa del tigre”, si bien el felino tendría las patas rotas o se hallaría en evidente estado de embriaguez. Y sin embargo parece ser efectivo. Vivir para ver.

Solín

Solín ejerce de sidekick del increíble Kalimán, cual Robin de Batman añadiendo un matiz de atolondramiento probablemente congénito.
Portando un clásico fez rojo, el muchacho acompaña al hombre de torso perfectamente cincelado en su incansable lucha contra el mal haciendo gala de una notable inutilidad. Sus habilidades se limitan a a practicar todo tipo de muecas, observar a Kalimán henchido de admiración (¿o será deseo?), imitar los movimientos de su tutor en segundo plano cuando éste se ve involucrado en una pelea y estorbar de numerosas maneras.
El joven vive su momento de mayor gloria cuando dirigiéndose al Siniestro Mundo de Humanón con la finalidad de desbaratar sus planes, decide hacer un alto en el camino para amaestrar a un mono. Solín pone en escena una escalofriante rutina de saltitos y ademanes que el simio recibe con júbilo. Concretamente salta al unísono mientras se sujeta los genitales con ambas zarpas.

Xiomara

Esposa, o eso parece, del Profesor Rabadán, gran amigo de Kalimán (pareado no intencional).
Xiomara es musulmana, y por lo tanto cubre su faz (o “fassssss” como gusta de pronunciar Kalimán) con un velo. El resto del cuerpo es otra historia bien diferente, pues acostumbra a vestir modelitos con los cuales luce un generoso escote y la superficie casi íntegra de sus piernas. Por si a un espectador desprevenido se le escapa el detalle, ahí está Solín para señalar la contradicción.
Va a resultar que el niño es más espabilado de lo que da a entender.

Rabadán

El Profesor Rabadán es decapitado y su cabeza transferida a una máquina que mantiene sus constantes vitales a base de cables y lucecitas de colores.
Su única ocupación actual es echar miraditas a su entorno y enseñar los dientes con saña. Aunque si se esfuerza es capaz de transmitir mentalmente sus pensamientos a Kalimán.




Joao, el Zombitronic

Joao pasaría sin problemas por un humano común. No obstante, cuando Kalimán intenta usar sus poderes hipnóticos sobre él, le advierte: “Se equivoca conmigo, Kalimán. No soy lo que piensa. Yo soy un zombitronic”
Pronto descubriremos que los zombitronics son seres con cerebro animal al servicio de Humanón. Se distinguen de las personas normales en que su cuerpo es negro y en que emiten gruñidos cuando se excitan.
Euh… un momento, estoy seguro de que ha de haber alguna característica distintiva más, porque si no…

Humanón

Humanón hace flaco honor a su nombre ya que sus dimensiones no exceden lo ordinario. Lo que sí resulta llamativo es su indumentaria consistente en una caperuza y vestido propio de los nazarenos adornados por unas Ray-ban y agujeros para respirar a juego.
Completan su atuendo un bordado de una figura que asemeja la representación tradicional del átomo y una especie de cetro con forma de piruleta dorada.
Al igual que cualquier villano que se precie, Humanón demuestra poseer un envidiable sentido del humor y un pésimo criterio para seleccionar el personal a su cargo, siendo Perfecto y la Dama del Alba sus dos, ¡sí, dos!, manos derechas.
Vive en un emplazamiento secreto escondido en las profundidades de la selva bautizado con el rimbombante y egocéntrico nombre de El Mundo Siniestro de Humanón. Dicho lugar consiste en un recinto al aire libre presidido por un patético trono y rodeado por unas cuantas jaulas ocupadas por zombitronics. En ocasiones permite la interpretación de música ambiental que sirve de excusa para que los zombitronics organicen raves minimalistas, puesto que los movimientos de sus bailes son todo un ejemplo de contención.
Bajo este curioso paisaje se esconde el laboratorio de Humanón, donde el ominoso personaje se entrega a los mayores crímenes contra la madre naturaleza. No le falta de nada. Cámaras criogénicas, ordenadores de última generación y el elemento indispensable: interminables paneles de lucecitas que se encienden y se apagan. Incluso goza de un conjunto de sonidos ululantes y pitidos de esos que indican que uno acaba de adentrarse en territorio propicio a experimentos científicos de alto nivel.

¿Recuerdan lo comentado sobre el peculiar acento de Kalimán? Vuelva a aplicarse en esta ocasión multiplicado por 1,5. Aunque 1,7 también podría valer.

Perfecto

Un venerable anciano que vive única y exclusivamente para ser humillado por su amo Humanón. Cuando no está ocupado torturando a los pobres zombitronics mientras se carcajea como un poseso (otro individuo con un ánimo llamativamente positivo) dedica su tiempo a correr por los pasillos gritando “¡¡¡Exceleeencia, exceleeencia!!!"
A Perfecto le gusta postrarse ante su dueño con los brazos teatralmente abiertos. También ofrece su trasero como un objetivo franco para recibir puntapiés.
Él es feliz así, qué le vamos a hacer.

Dama del Alba

Preservando la gran tradición cinematográfica mejicana consistente en incorporar enanos a toda costa, Dama del Alba hace acto de presencia sin aportar virtud aparente que vaya más allá de su reducido tamaño.
Dama adopta dos posiciones alternativas durante el transcurso de la película: Cogida por la mano de Humanón o encima de uno de los enormes teclados de su laboratorio.
No sale palabra alguna de sus labios ni realiza acción digna de mención. Tan sólo se limita a reirse (¡para variar!) de todos y de todo.

Perfecthumano

Kalimán alecciona a Humanón: “Solamente un Dios omnipotente puede crear la vida.”
Éste responde con el siguiente discurso: “Romántica teoría esotérica. ¡Entonces soy un Dios! He aquí el Perfecthumano, mi obra maestra. Por ahora sólo se alimenta por instinto y crece, crece paulatinamente. Nunca nadie hubiera pensado que se pudiera convertir un mineral en animal. Una piedra transmutada atómicamente en un ser viviente… y mata. ¡Siempre quiere matar!”

La idea que tiene Humanón sobre la perfección humana es bien curiosa y merece la pena ser estudiada en detalle. ¿Qué es lo que tenemos aquí? Pues un humanoide con cabeza de murciélago y un tercer ojo brillante, que se agita continuamente como si experimentase síntomas avanzados del síndrome de abstinencia mientras lanza fuego sin control por las palmas de las manos.
El aforismo “menos da una piedra” adopta nuevo significado bajo esta perspectiva.

ESCENAS DESTACADAS

- El secuestro de Solín.

Vaya por delante la descripción de los siguientes acontecimientos como muestra de la meticulosidad con la que Humanón organiza sus planes.

Kalimán está en la habitación de su hotel leyendo tranquilamente. Uno de los zombitronics (que recibe órdenes desde la calle) consigue subirse a su balcón y mediante un medallón con lucecitas de colores le convence para que salga del edificio. Una vez cumple su cometido obligan al zombitronic a que se lance al vacío. Cuando impacta en el suelo su cabeza estalla en una gran explosión. Kalimán baja a tiempo para inspeccionar al cadáver tendido en el asfalto y acto seguido uno de los secuaces de Humanón aplasta con el pie el artefacto que controlaba mentalmente al héroe. Al subir de nuevo a sus aposentos se percata de que Solín ha desaparecido. Una llamada de teléfono anónima le informa de que el muchacho está enterrado en una cripta del cementerio. Al llegar allí le estarán esperando varios matones que intentarán poner fin a su vida.

Si ustedes aprecian una sola fisura o incoherencia en este plan magistral, por favor, no duden en hacérmelo saber.

- La pausa que refresca.

Kalimán y Solín caminan por la selva hacia el Siniestro Mundo de Humanón. No tienen prisa por salvar al mundo; su paso tiene poco de ligero y mucho de turismo campestre. Solín se queja de tener una acuciante sed y Kalimán en su infinita sabiduría se encarga de proveer. Bajo una mirada de deliciosa anticipación corta una rama de un árbol de la que brota agua y la sujeta con la mano para que el niño, con la cara desencajada por el éxtasis, reciba el chorro en la boca.

El clímax se prolonga durante unos instantes para después ceder el turno a su tutor. Solín, visiblemente entusiasmado, no se pierde detalle del evento con lujuriosa atención.

APRECIACIONES SUBJETIVAS

Aún habiéndome enfrentado en numerosas ocasiones al cine fantástico mejicano, no deja de sorprenderme la admirable ingenuidad de sus planteamientos, esa mirada limpia y carente de cinismos con la cual abordan las temáticas más disparatadas. Sus postulados infantiles son propensos a un examen equívoco en el que a menudo se confunde candidez por falta de inteligencia.
Bien es cierto que hasta la persona menos obtusa se cuestionará en uno u otro momento la mencionada distinción, pero lo que no se puede negar es que como producto de entretenimiento su confección es impecable, llegando por igual a un amplio público integrado por todas las edades.

En Kalimán en el Siniestro Mundo de Humanón se aprecian recursos, situaciones y escenarios que no cogerán de improviso a los aficionados de Santo, el otro gran héroe mejicano por excelencia. Ambos personajes se mueven en un universo de blanco y negro en el que el Mal y el Bien son dos entidades claramente definidas, y no hay lugar para las escalas de grises. La justicia, el raciocinio, la belleza y la bondad siempre triunfan sobre el egoísmo, la fealdad y la barbarie aunque sea a base de mamporros.
Un terreno propicio a la grandilocuencia y al maniqueísmo, pero también un espacio en el que la imaginación no tiene frenos al encajar cualquier concepto por absurdo que sea sin dificultades dentro de su lógica.

Luego están esos decorados de cartón piedra, la inenarrable horterez en vestimentas y atrezzo, el humor bobalicón, los terribles defectos especiales… elementos todos ellos de un cariz particularmente entrañable, cuyo intento de mimetización en producciones actuales no suele obtener los resultados esperados. Y es que lo camp escapa a la intencionalidad. O se tiene o no se tiene, y Kalimán en el Siniestro Mundo de Humanón desborda por los cuatro costados esta cualidad.

Para aderezar el producto se añade un montaje tremendo plagado de cortes bruscos e inexplicables. Ya desde el mismo comienzo de la cinta, en los títulos de crédito, se nos obsequia con vistas de Brasil (lugar donde fue rodada la película) interrumpidas sin sutileza alguna por diálogos que incluso recurren al adoctrinamiento religioso gratuito. La banda sonora no escapa a este caos y en su mayor parte es apropiadamente irritante.
Con respecto a las actuaciones, se adscriben a lo esperable en este tipo de filmes. La teatralidad y el exceso campan por sus anchas en la mayoría de los casos. En otros como en el del propio protagonista la interpretación es más contenida, principalmente porque el personaje así lo requiere. Claro que eso no le impide emplear ese acento tan cómico al que me refería anteriormente y que junto al innuendo sexual generado entre Solín y él forman una combinación explosiva no apta para mentes impuras.

En definitiva, que tengo decidido prepararme un disfraz de Humanón para los próximos carnavales ya que no doy la talla, ni mucho menos, en capacidad torácica al lado de Kalimán.
¿Será muy complicado convencer a una enana de que me deje llevarla cogida de la mano? Porque de transmutar una piedra en el Perfecthumano casi mejor que me olvide.