29.6.06

Violencia poética a todo color


YUKE, YUKE, NIDOME NO SHOJO

Koji Kakamatsu, 1969

Michio Akiyama

Mimi Kozakura

3,5/5



Oscuridad. Soga al cuello. Desesperación. Apatía irreversible. Martilleo en la cabeza. Agotamiento existencial. Deseos de desaparecer. Acelerar la cuenta atrás. Vacío. La monotonía de lo cotidiano. Tristeza infinita. Picor de nalgas. Diarrea.
Nadie como los nipones para representar todas y cada una de las manifestaciones posibles de esa enfermedad llamada depresión. Desde luego, quien necesite una dosis urgente de vitalismo hará bien en mantenerse alejado de gran parte de la producción fílmica japonesa, a no ser que busque recrearse en su desgracia.

Sea debido al varapalo histórico que supuso para el orgullo colectivo el descalabro sufrido durante la Segunda Guerra Mundial o venga de antiguo, la verdad es que prácticamente en ningún rincón del globo como en Japón se rinde un culto semejante a la muerte hasta llegar a anhelar entregarse a sus brazos lo antes posible. Con frecuencia los personajes de su cine esgrimen justificaciones peregrinas para cometer suicidio, ante el pasmo del pueblo occidental inacapaz de comprender los procesos lógicos que siguen sus razonamientos.
En Yuke, Yuke, Nidome no Shojo la joven llamada Poppo (¡chitón!) ejemplifica este complejo / tradición de forma cristalina, pues verbaliza continuamente las ganas de terminar con su existencia tanto hacia el espectador como hacia el otro protagonista de la cinta, Tsukio, al que solicita en repetidas ocasiones ayuda para lograr tal fin.

Poppo no es más que un juguete roto.
Objeto de una violación en grupo por parte de una irritante pandilla de adolescentes, Poppo es abandonada a su suerte en la terraza de un edificio tumbada sobre un charco de su propia sangre. A pesar de contar con una corta edad (17 años), no es la primera vez que padece este tipo de vejaciones como se nos informa en un flashback filmado en bonitas tonalidades de azul. El efecto que tienen estos sucesos sobre su psiquis unido a ciertos traumas familiares es definitivo.
Tampoco Tsukio parece un dechado de cordura. Su presentación, observando en silencio como profanan el cuerpo de la chica para después permanecer toda la noche junto a ella sin mediar palabra y/o movimiento, hace presagiar que algo no funciona del todo bien en la cabeza del muchacho.
No es casual que Tsukio sea un escritor frustrado, puesto que toda la película está cargada de un componente poético de fácil interpretación. Ambos protagonistas aborrecen un mundo que los ha privado de la inocencia, un mundo en el que ya no encajan. Se sienten aislados, ajenos al discurrir del tiempo desde una azotea en la que observan, pero no participan. Únicamente obtienen cierta comprensión el uno en los brazos del otro y aún así el contacto, el calor humano, es fugaz y tardío.

El alucinado discurso de Poppo y Tsukio contrasta con el del resto de personajes dotados de voz. Se expresan en términos que ponen de manifiesto que ya no están aquí. A la vez hacen cuestionarse si realmente merece la pena estarlo.
Su patrón de conductas precisa de una marcada sensibilidad para ser apreciado manteniendo el gesto serio. El exceso de dramatismo, los afectados diálogos, la labilidad de comportamientos (risas, llantos, bofetadas, juegos infantiles...), la pedantería general... son elementos habituales en el cine oriental que aquí sólo son del gusto de los cinéfilos más receptivos. Ellos se ocuparán de la necesaria contextualización y traducirán los conceptos de acuerdo con la intención del autor. El resto explotará en carcajadas en el mejor de los escenarios imaginables y sucumbirá al hastío en el peor.

En cualquier caso, Koji Wakamatsu provee al filme de una fotografía simplemente impresionante ajena a preferencias personales (en la medida de lo posible). Devastadora, diríase. Aspecto compartido por otros títulos de su filmografía como la nouvellevaguesca Tenshi no Kôkotsu (1972).
La combinación de planos en blanco y negro con escenas en vivos colores posee un gran efectismo cuyo papel no se reduce a la estética. El color resalta los momentos en los que la violencia importa, quedando sus víctimas señaladas de manera indeleble. Es el bautismo a una vida nueva pero también la cuenta atrás para la finalización de ésta.
Junto a este aspecto técnico destaca la banda sonora de Meikyu Sekai. Tan tradicional como deudora del pop occidental, confiere a la película una atmósfera casi asfixiante que en ocasiones se torna protagonista con pasajes cercanos al musical.

Yuke, Yuke, Nidome no Shojo no se debería recetar a pusilánimes emocionales. El final, único posible, es una experiencia amarga y nihilista en la que empatizar con los personajes resulta poco aconsejable. Haremos bien en ignorar el desesperanzador mensaje lanzado al aire, limitándonos a disfrutar de los numerosos aciertos artísticos contenidos en una obra que desde el mismo título revela su caracter evocador ("Vamos, vamos, Virgen por Segunda Vez").

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Humm... Ahora que estaba terminando de hacerme con la filmografía de Seijin Suzuki tenía la intención de agenciarme con algo de Wakamatsu.

La trama parece la de esa clase de películas orientales en las que no paran de acontecerles putadas a los protagonistas (ainss, "La vida de Oharu"...)

La foto con la jeta ensangrentada del fulano de gafas da miedo. ¡La rebelión del gafapastismo!

¿Qué tal la calidad de imagen?

4:22 p. m.  
Blogger superdiscochino said...

Bastante buena, aunque creo recordar que la copia que circula por la mula (y el DVD del que se ha sacado) tiene los subtítulos en inglés incrustados.

El cine de Wakamatsu (por lo menos el que he visto, su obra es vasta) tiende a centrarse en la temática política sazonada con unas cuantas violaciones.
Aviso por si no es tu tacita de té.

Un saludo.

4:39 p. m.  
Blogger Borja said...

Creo que llevamos vidas paralelas, yo la vi precisamente la semana pasada, y se agradece mucho este artículo porque casi no conseguí descifrar nada más allá de disfrutar de su estética y su oscuridad. Que es mucha... Wakamatsu en un chungo, chungo

5:05 p. m.  
Blogger superdiscochino said...

Oh, bueno, en realidad es un texto reciclado de hace casi un año, cuando vi la película.
Feliz casualidad, entonces.

5:17 p. m.  
Blogger kuroi yume said...

Muy interesante. Va para la lista.

Conceptualmente opuesta, pero con temática similar es la MUY curiosa "El Club del Suicidio"

8:18 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Fabulosísimo blog.

El tema del suicidio lo preside TODO en Japón y obras aledañas. Está en Paranoia Agent. Está en Last Life in the Universe. Está en All About Lili Chou. Si es que está hasta en Stacy.

10:42 a. m.  

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