18.6.06

Metáforas no, gracias. Sólo colmillos.

THE BREED

Michael Oblowitz, 2001

En un futuro cercano reminiscente de la Alemania nazi y el comunismo soviético, un par de policías se ven envueltos en una serie de secuestros y asesinatos ciertamente particulares. Las víctimas aparecen con la garganta desgarrada y su sangre ha sido extraída de algún modo.
A pesar de su carácter fantástico, la explicación más plausible resulta ser cierta: Los crímenes son obra de un vampiro. Y ahí no terminan las revelaciones, pues el detective Steve Grant descubrirá que los no muertos han formado parte oculta de nuestra sociedad y aspiran a integrarse públicamente en ella como iguales frente a sus contrapartidas humanos. Desde luego, que uno de los suyos se dedique a degollar personas no favorece en absoluto la imagen de la comunidad de chupasangres, así que tanto unos como otros están muy interesados en darle carpetazo al caso.
Pero el asunto, cómo no, es mucho más complicado de lo que parece y forma parte de una conspiración global que de llevarse a término podría concluir en un genocidio como no ha conocido la historia… o incluso en algo peor.

The Breed es una película modesta en medios pero ambiciosa en planteamiento, lo cual no tiene nada de malo per se, pero en vista de los resultados hubiese sido pertinente simplificar, eliminando de paso parte del poso de gravedad que lastra la trama.
Mezclar un murder mystery (que, a la postre, el espectador resolverá sin dificultad) con alegorías no demasiado trabajadas sobre la Segunda Guerra Mundial cuando los personajes se nos presentan notoriamente desdibujados, nunca ha sido ni será un movimiento inteligente. Las ideas están ahí, y en manos hábiles o con mayor dedicación darían lugar a interesantes comentarios subtextuales como los apuntados en el cine de Romero. Sin embargo, acompañadas por creaciones bidimensionales que además se empeñan en hacer piruetas imposibles en el aire (¿realmente era necesaria la escena de acción en la estación de trenes?), dejan al descubierto su puerilidad.

Bien curiosa es la elección de nombres para los roles principales (Lucy Westenra, Orlock, Calmet, Seward…), familiares para cualquier aficionado a la literatura vampírica. Un homenaje que podría haberse tomado más en serio el elenco interpretativo… o acaso es que el talento disponible no daba más de sí.
Especialmente desafortunada es la actuación del protagonista, Bokeem Woodbine, que pasa por el filme como quien está de visita, sin implicarse emocionalmente ni desabrocharse los zapatos. Y además forma una penosa pareja de baile con la exótica Bai Ling, claro que a ésta le toca lidiar con un papel que va desde el abc de las femme fatale hasta una triste especie de ama de casa.

Con todo, uno compara a The Breed con producciones pseudo-vampíricas recientes como Ultraviolet (Kart Wimmer, 2006), que multiplican su presupuesto por diez y cuyos responsables gozan de mayor fama, y es capaz de ser tolerante con sus defectos. Al menos el filme de Oblowitz no hace que me sangren los ojos y oídos a la par que crece en mí el odio hacia la humanidad como un pernicioso cáncer.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ultraviolet es el ASCOR más garnde que ha parido HIJODEPUTA alguno en la Tierra...


Saludos.

12:17 p. m.  
Blogger superdiscochino said...

Ya le digo. Existen varios tipos de tumores menos nocivos que el visionado de Ultraviolet.

Un saludo.

6:30 p. m.  

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